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Diferencia entre despido procedente e improcedente: ¿Cuál es?


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El despido procedente e improcedente son dos términos utilizados en el ámbito laboral para describir dos situaciones diferentes en las que se puede dar por finalizada una relación laboral.

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El despido procedente se refiere a aquel despido en el que la empresa tiene una causa justificada y válida para poner fin al contrato de trabajo. En este caso, el trabajador ha cometido una falta grave o incumplimiento contractual que justifica su despido. Algunos ejemplos de causas que pueden llevar a un despido procedente son el robo, la violencia en el lugar de trabajo, el incumplimiento reiterado de las obligaciones laborales, entre otros.

Por otro lado, el despido improcedente se da cuando la empresa no tiene una causa válida para despedir al trabajador o no ha seguido los procedimientos legales establecidos. En estos casos, el trabajador puede haber sido despedido de manera injusta o sin motivo justificado. Por ejemplo, si la empresa despide a un trabajador sin haberle dado una oportunidad de corregir su comportamiento o sin haberle comunicado los motivos de su despido de manera clara y previa.

La principal diferencia entre el despido procedente e improcedente radica en las consecuencias legales para ambas partes. En el caso de un despido procedente, la empresa no estará obligada a pagar ninguna indemnización al trabajador, ya que el despido se considera justificado. Sin embargo, en un despido improcedente, la empresa tendrá que pagar una indemnización al trabajador, que puede variar dependiendo de diferentes factores, como la antigüedad del empleado en la empresa.

Además, en el caso de un despido improcedente, el trabajador tiene derecho a solicitar su readmisión en el puesto de trabajo. En cambio, en un despido procedente, el trabajador no tiene derecho a ser readmitido y se considera que el contrato laboral ha finalizado de manera definitiva.

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Despido: Procedente o improcedente

Cuando un empleado es despedido, existen dos categorías principales en las que puede encajar: procedente e improcedente. El despido procedente se refiere a la terminación del contrato laboral por parte del empleador con justa causa, es decir, cuando el trabajador ha cometido una falta grave o incumplimiento grave de sus obligaciones laborales.

Por otro lado, el despido improcedente se produce cuando el empleador no puede justificar de manera adecuada las razones para la terminación del contrato. En este caso, el despido se considera injustificado y el empleado tiene derecho a recibir una indemnización.

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Para determinar si un despido es procedente o improcedente, se deben tener en cuenta diversos factores como el incumplimiento de las obligaciones laborales por parte del trabajador, la existencia de pruebas y evidencias que respalden las razones del despido, y el cumplimiento de los procedimientos legales establecidos para llevar a cabo la terminación del contrato.

Es importante mencionar que la legislación laboral en España establece una serie de derechos y protecciones para los empleados en caso de despido improcedente. Uno de estos derechos es recibir una indemnización económica, que puede variar dependiendo de la antigüedad del empleado en la empresa.

En caso de que un empleado considere que su despido ha sido improcedente, puede presentar una demanda ante los tribunales laborales para impugnar la decisión del empleador. Si el tribunal determina que el despido es improcedente, el empleado tiene derecho a ser readmitido en su puesto de trabajo o a recibir una indemnización económica.

Derechos en despido procedente

Cuando un trabajador es despedido por motivos justificados y válidos, se considera un despido procedente. En este caso, el empleado tiene una serie de derechos que deben ser respetados por el empleador.

1. Indemnización: En un despido procedente, el trabajador tiene derecho a recibir una indemnización.

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La cuantía de esta indemnización dependerá de varios factores, como la antigüedad del trabajador en la empresa y el salario que percibía.

2. Finiquito: El trabajador tiene derecho a recibir un finiquito, que es una liquidación de los conceptos económicos pendientes de pago, como las vacaciones no disfrutadas, las pagas extras prorrateadas y cualquier otro concepto económico que corresponda.

3. Desempleo: El trabajador despedido de forma procedente tiene derecho a solicitar la prestación por desempleo. Esta prestación económica se otorga a aquellos trabajadores que se encuentran en situación de desempleo involuntario y cumplen con los requisitos establecidos por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).

4. Preaviso: En caso de despido procedente, el empleador debe comunicar al trabajador su decisión con antelación. El período de preaviso dependerá de lo establecido en el contrato laboral o en el convenio colectivo aplicable.

5. Documentación: El empleador está obligado a entregar al trabajador una carta de despido en la que se especifiquen los motivos por los cuales se ha tomado esta decisión. Además, deberá entregar al trabajador el certificado de empresa, que es necesario para solicitar la prestación por desempleo.

Es importante tener en cuenta que, a pesar de haber sido despedido de forma procedente, el trabajador puede impugnar el despido si considera que no se han respetado sus derechos laborales. En este caso, es recomendable buscar asesoramiento legal para evaluar las posibilidades de éxito en el proceso y para conocer los plazos y trámites a seguir.

Despido Improcedente: Ejemplo y Explicación

El despido improcedente es una situación en la que un empleador decide poner fin a la relación laboral con un trabajador sin una causa justificada o sin seguir los procedimientos legales establecidos. En España, este tipo de despido está regulado por el Estatuto de los Trabajadores.

Un ejemplo de despido improcedente podría ser cuando un empleador despide a un trabajador sin motivo aparente, sin haber seguido el proceso de despido establecido en la legislación laboral, como la entrega de una carta de despido o la realización de un expediente disciplinario. En este caso, el trabajador puede impugnar el despido y reclamar una indemnización.

La indemnización por despido improcedente está determinada por la antigüedad del trabajador en la empresa y su salario. Según la legislación laboral española, la indemnización mínima por despido improcedente es de 33 días de salario por año trabajado, con un máximo de 24 mensualidades. Sin embargo, en algunos casos, los convenios colectivos o contratos individuales pueden establecer indemnizaciones superiores.

Es importante tener en cuenta que, para que un despido sea considerado improcedente, el trabajador debe presentar una demanda ante los juzgados de lo social en un plazo de 20 días hábiles a partir de la fecha del despido. En caso de que el juez determine que el despido es improcedente, el empleador deberá readmitir al trabajador en su puesto de trabajo o abonarle una indemnización.

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