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La retención se aplica antes o después del IVA


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Cuando nos referimos a la retención en España, nos estamos refiriendo a la retención del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), que es un impuesto directo que grava la renta obtenida por las personas físicas. La retención consiste en la obligación de retener una parte de los pagos realizados a terceros y entregarla a la Administración Tributaria como anticipo del impuesto que estas personas deberán pagar en su declaración de la renta.

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En el caso de los profesionales autónomos y empresarios individuales, la retención se aplica sobre los ingresos que obtienen de la realización de actividades económicas. Por otro lado, las empresas también están obligadas a practicar retenciones sobre los pagos que realizan a sus proveedores y contratistas.

Ahora bien, en cuanto a la aplicación de la retención antes o después del IVA, debemos tener en cuenta que el IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido) es un impuesto indirecto que grava el consumo de bienes y servicios. A diferencia del IRPF, el IVA no está sujeto a retención.

En el caso de los autónomos y empresarios individuales, la retención se aplica sobre la base imponible, es decir, sobre el importe total de la factura sin incluir el IVA. Por lo tanto, la retención se aplica antes de aplicar el IVA.

Por ejemplo, si un autónomo emite una factura por un importe de 1.000 euros más el 21% de IVA, la retención se aplicará sobre los 1.000 euros y no sobre el importe total de la factura (1.210 euros). En este caso, si la retención es del 15%, el autónomo deberá retener 150 euros y entregarlos a la Administración Tributaria.

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Aplicación de las retenciones

La aplicación de las retenciones es un procedimiento fiscal que se lleva a cabo en España para el pago anticipado de impuestos por parte de los contribuyentes. Estas retenciones son deducciones que se realizan en determinados pagos y que se destinan a cubrir parte de la obligación tributaria del contribuyente.

Las retenciones se aplican en diferentes ámbitos, como por ejemplo en el pago de salarios a los empleados, en el pago de rendimientos del capital mobiliario, en el pago de alquileres, entre otros. En cada caso, la normativa establece el porcentaje de retención que se debe aplicar sobre el importe a pagar.

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Para la aplicación de las retenciones, es necesario contar con el Número de Identificación Fiscal (NIF) del beneficiario del pago. Este número permite identificar al contribuyente y asegurar que se le aplica la retención correspondiente.

Una vez se ha aplicado la retención, el pagador está obligado a ingresar en la Agencia Tributaria la cantidad retenida en concepto de impuestos. Este ingreso se realiza a través de la presentación de una declaración informativa, en la que se detallan los importes retenidos y los beneficiarios de dichas retenciones.

Es importante destacar que la aplicación de las retenciones no exime al contribuyente de su obligación de presentar la correspondiente declaración de la renta. Las retenciones simplemente representan un pago anticipado de los impuestos que se deben liquidar posteriormente.

En caso de que las retenciones aplicadas sean mayores a la obligación tributaria del contribuyente, este podrá solicitar la devolución de la diferencia a través de la declaración de la renta.

Retención en facturas: ¿Cuándo se declara?

La retención en facturas es un impuesto que se aplica en España a ciertos tipos de pagos realizados a proveedores o prestadores de servicios. Esta retención consiste en la obligación de retener un porcentaje del importe total de la factura y pagarlo a la Administración Tributaria.

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La declaración de la retención en facturas se realiza en el momento en que se realiza el pago al proveedor o prestador de servicios. Es decir, el pagador debe retener el porcentaje correspondiente y declararlo en el modelo 111 de retenciones e ingresos a cuenta del IRPF.

El porcentaje de retención varía dependiendo del tipo de servicio o actividad. Por ejemplo, en el caso de servicios profesionales como la medicina, abogacía o arquitectura, la retención es del 15%. Para actividades artísticas, la retención es del 19%. En el caso de alquileres o arrendamientos, la retención es del 19% o del 21% si el arrendador es una entidad.

Es importante tener en cuenta que no todas las facturas están sujetas a retención. Por ejemplo, las facturas de importe inferior a 300 euros no están sujetas a retención. Además, existen excepciones y reducciones en determinados casos, como por ejemplo para los autónomos que tributan en el régimen de estimación directa.

Para realizar la declaración de la retención en facturas, el pagador debe estar dado de alta como retenedor y disponer del correspondiente número de identificación fiscal (NIF) del proveedor o prestador de servicios. Además, debe conservar las facturas y justificantes de pago durante un periodo de tiempo determinado por la legislación vigente.

Retención de IRPF en facturas

La Retención de IRPF es un impuesto que se aplica en España sobre los ingresos obtenidos por actividades económicas y profesionales. En el caso de las facturas, se trata de una retención que el pagador debe aplicar al importe a pagar al proveedor o prestador de servicios, y posteriormente ingresar a la Agencia Tributaria.

La retención de IRPF en facturas se establece con el objetivo de anticipar el pago del impuesto correspondiente a los ingresos del profesional o empresario. Es decir, se trata de una forma de adelantar parte del importe del impuesto que el proveedor deberá liquidar en su declaración de la renta.

La retención de IRPF se aplica a diferentes tipos de actividades económicas y profesionales, como por ejemplo, servicios de consultoría, asesoramiento, construcción, transporte, entre otros. La retención se calcula aplicando un porcentaje sobre el importe bruto de la factura emitida.

El porcentaje de retención de IRPF varía en función de la actividad económica y del tipo de proveedor o prestador de servicios. En general, para autónomos y profesionales liberales, la retención de IRPF suele ser del 15%. Sin embargo, existen casos en los que la retención puede ser mayor, como por ejemplo, en el caso de los arrendamientos de inmuebles, donde la retención es del 19%.

Es importante destacar que la retención de IRPF no es un impuesto adicional que deba pagar el proveedor o prestador de servicios, sino que se trata de una cantidad que se descuenta del importe a pagar. Es decir, el pagador retiene una parte del importe y solo paga al proveedor o prestador de servicios el importe neto, es decir, el importe bruto menos la retención de IRPF.

Por otro lado, es importante tener en cuenta que la retención de IRPF solo se aplica en el caso de facturas emitidas a personas físicas o a entidades que no estén sujetas al Impuesto sobre Sociedades. En el caso de facturas emitidas a empresas, no se aplica retención de IRPF, sino que se aplica el Impuesto sobre Sociedades.

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