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Si el despido es procedente, tengo derecho a indemnización.

Es importante tener en cuenta que si el despido es considerado procedente, el trabajador no tiene derecho a recibir una indemnización por parte de la empresa.

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En España, existen diferentes tipos de despidos: el despido procedente, el despido improcedente y el despido disciplinario.

El despido procedente se produce cuando la empresa tiene motivos justificados para poner fin a la relación laboral, como puede ser una falta grave del trabajador o una disminución continuada y voluntaria del rendimiento de trabajo. En este caso, la empresa no está obligada a pagar una indemnización al trabajador, ya que se considera que la decisión de despedir está fundamentada en causas justificadas.

Por otro lado, el despido improcedente se produce cuando la empresa no puede acreditar las causas justificadas para el despido o no ha seguido el procedimiento legal correspondiente. En estos casos, el trabajador tiene derecho a recibir una indemnización por parte de la empresa, que varía en función de la antigüedad y el salario del trabajador.

En cuanto al despido disciplinario, se trata de un despido procedente en el que se argumenta una falta grave del trabajador que incumple de manera significativa sus obligaciones laborales. En este caso, la empresa no está obligada a pagar una indemnización al trabajador.

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Es importante destacar que en todos los casos de despido, sea procedente o improcedente, el trabajador tiene derecho a recibir la liquidación correspondiente a los conceptos salariales pendientes, como las vacaciones no disfrutadas o las pagas extraordinarias prorrateadas.

Indemnización por despido procedente

La indemnización por despido procedente es una compensación económica que se otorga al trabajador cuando se produce un despido por causas justificadas y legales. En España, el despido procedente puede darse por diferentes motivos, como el incumplimiento grave y culpable por parte del trabajador de sus obligaciones laborales, la ineptitud sobrevenida del trabajador, o la falta de adaptación a las modificaciones técnicas en el puesto de trabajo, entre otros.

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La cantidad de indemnización que corresponde al trabajador en caso de despido procedente está establecida en el Estatuto de los Trabajadores y varía en función de la antigüedad del empleado en la empresa. En general, se calcula multiplicando los días de salario por el número de años trabajados, con un límite máximo de 12 mensualidades.

Es importante destacar que la indemnización por despido procedente se diferencia de la indemnización por despido improcedente, ya que en este último caso la causa del despido no se considera justificada y el trabajador tiene derecho a una mayor compensación económica.

El trabajador despedido de manera procedente tiene derecho a cobrar la indemnización correspondiente en el momento del despido, junto con las demás prestaciones que le puedan corresponder, como el finiquito, las vacaciones no disfrutadas y las pagas extras proporcionales.

Es recomendable que, en caso de despido procedente, el trabajador consulte con un abogado laboralista para asegurarse de que se han respetado todos sus derechos y de que la indemnización recibida es la correcta según su situación particular.

Despidos sin derecho a indemnización en España

En España, existen situaciones en las que un empleado puede ser despedido sin tener derecho a recibir una indemnización. Estas situaciones se encuentran reguladas por la legislación laboral y se aplican en casos específicos.

1. Despido disciplinario: Cuando un empleado comete una falta grave o incumple de manera significativa sus obligaciones laborales, el empleador puede optar por realizar un despido disciplinario. En este caso, el empleado no tiene derecho a recibir indemnización alguna.

2. Despido por causas objetivas: Si un empleado es despedido por causas objetivas, como una reestructuración empresarial, la falta de adaptación a cambios tecnológicos o económicos, o la ineptitud del empleado, tampoco tendrá derecho a indemnización. No obstante, el empleador deberá proporcionar una indemnización por el importe de 20 días de salario por año trabajado, con un máximo de 12 mensualidades.

3. Despido nulo: En casos en los que se considere que el despido es nulo, el empleado tiene derecho a ser readmitido en su puesto de trabajo y a percibir los salarios dejados de percibir desde la fecha del despido.

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En este caso, no se aplica una indemnización específica.

4. Despido por voluntad del trabajador: Si un empleado decide voluntariamente abandonar su puesto de trabajo, renunciando al contrato laboral, no tiene derecho a recibir indemnización por despido.

Es importante tener en cuenta que estas situaciones son generales y pueden variar dependiendo de la jurisdicción y los acuerdos colectivos vigentes. Además, siempre es recomendable consultar con un abogado laboralista para obtener asesoramiento personalizado en cada caso.

Consecuencias del despido procedente

El despido procedente es aquel que se lleva a cabo por una causa justificada y contemplada en la legislación laboral. A diferencia del despido improcedente, en el caso del despido procedente, el empleador no tiene la obligación de abonar una indemnización al trabajador.

Las consecuencias del despido procedente pueden variar dependiendo de la situación y de las circunstancias específicas del caso. A continuación, se detallan algunas de las principales consecuencias que pueden derivarse de un despido procedente:

1. Pérdida del empleo: La consecuencia más evidente y directa del despido procedente es la pérdida del puesto de trabajo. El trabajador se ve privado de su empleo y de los ingresos que este le proporcionaba.

2. Derecho a prestaciones por desempleo: Aunque el trabajador haya sido despedido de forma procedente, puede tener derecho a percibir prestaciones por desempleo. Esto dependerá de si cumple con los requisitos establecidos por la legislación laboral, como haber cotizado el tiempo mínimo necesario.

3. Posibilidad de impugnar el despido: Aunque el despido sea procedente, el trabajador tiene la opción de impugnarlo si considera que ha sido injusto o que no se han seguido los procedimientos establecidos por la ley. En este caso, deberá acudir a los tribunales laborales para presentar una demanda.

4. Pérdida de otros derechos laborales: Además de la pérdida del empleo, el despido procedente puede conllevar la pérdida de otros derechos laborales, como el acceso a determinadas prestaciones o beneficios que estuvieran asociados al puesto de trabajo.

5. Daño a la reputación laboral: El despido, aunque sea procedente, puede tener un impacto negativo en la reputación laboral del trabajador. Esto puede dificultar la búsqueda de un nuevo empleo en el futuro, ya que los empleadores pueden tener reservas a la hora de contratar a alguien que ha sido despedido anteriormente.

6. Reasignación de tareas o contratación de nuevo personal: En algunos casos, el despido procedente puede llevar a la empresa a reasignar las tareas del trabajador despedido a otros empleados o a contratar a un nuevo trabajador para ocupar su puesto. Esto puede generar cambios en la organización interna de la empresa y afectar a otros empleados.

Si te encuentras en la situación de preguntarte si el despido que has sufrido es procedente y si tienes derecho a indemnización, te invitamos a contar con los servicios profesionales de GestorPlus, una Asesoría y Gestoría especializada en temas laborales. Nuestro equipo de expertos estará encantado de analizar tu caso y proporcionarte la asesoría legal que necesitas. Puedes contactarnos a través de nuestra página web Contactar con GestorPlus o llamando al teléfono 687135235. Estamos aquí para ayudarte.